lunes, 3 de enero de 2011

UNA HERRAMIENTA QUE A LARGO PLAZO RESUELVE MUCHO MÁS QUE EL PROBLEMA HABITACIONAL

Un estudio revela que otorgar títulos de propiedad ayuda a combatir la pobreza

Publicado el 3 de Enero de 2011

Según el CEDLAS, quienes los reciben invierten más en sus casas. El resultado es el descenso del número de personas viviendo bajo un mismo techo, una conformación familiar más nuclear y la mejora de la escolaridad de los hijos.
 
Otorgar títulos de propiedad de tierras a quienes se encuentran en la pobreza aumenta el nivel de inversión, tanto en la casa como en el capital humano que son sus hijos, lo que contribuirá a reducir la pobreza de las próximas generaciones”, señala entre sus conclusiones una investigación del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad de La Plata.
El estudio, realizado por los doctores en Economía Sebastián Galiani y Ernesto Schargrodsky demuestra que “la titulación de tierra puede ser una herramienta importante en la reducción de la pobreza”. En diálogo con Tiempo Argentino, Galiani explica que “en el corto plazo no se puede esperar un efecto profundo”, pero destaca que sí pudieron encontrarse “dinámicas muy interesantes” en lapsos de tiempo más prolongados.
En este sentido, Galiani resalta que “las familias con nuevos títulos de propiedad incrementaron sustancialmente la inversión en vivienda, redujeron el tamaño del hogar (cantidad de personas viviendo en una misma unidad) y mejoraron la educación de sus hijos en relación con aquellos que no tienen el título de la tierra”.
En momentos en que las recientes tomas iniciadas con la ocupación del Parque Indoamericano abrieron el debate, y la sociedad se divide entre quienes reclaman el desalojo violento de los predios ocupados y quienes propugnan por proyectos que permitan enfrentar el déficit habitacional, el estudio del CEDLAS da cuenta del impacto que sobre la pobreza puede llegar a tener los planes habitacionales.
Galiani elige sin embargo la prudencia y advierte que, aunque en el largo plazo se pueden registrar estos beneficios, inicialmente impensados, en ningún caso esto puede ser tomado “como una solución a la pobreza”.
Para su estudio, Galiani y Schargrodsky tomaron como base el caso de una toma de tierras ocurrida en 1981 en San Francisco Solano, Quilmes. Unas 1800 personas ocuparon tierras que pertenecían a 13 dueños distintos. En 1984, el Estado provincial resolvió expropiar e indemnizar a los antiguos propietarios, de ellos cinco no aceptaron y continúan aún hoy en litigio por la ocupación de sus tierras. Así se originó una situación muy particular. Aquellos que habían ocupado las tierras de alguno de los ocho dueños originales que aceptaron la indemnización, obtuvieron los títulos de propiedad de lo que pasó ahora a ser su tierra. En cambio sus vecinos de las tierras aún en disputa legal continúan ocupándolas de manera precaria.
Más de 20 años después, los autores del trabajo encontraron grandes diferencias en la evolución de las familias que sí obtuvieron los títulos de aquellas que no.
“En concreto, lo que encontramos es que en un plazo de diez años los hogares que recibieron un título de propiedad invierten más en el hogar, entre un 30% y  un 40% más, y eso les mejora la vida y afecta a la organización del hogar también, no sólo a la casa sino a la estructura familiar” dijo Galiani.
El docuemnto del CEDLAS destaca que “la superficie construida es un 12% mayor y el índice de calidad del hogar sube un 37%” entre quienes poseen el título de propiedad. La proporción de hogares con buena calidad de paredes y techos aumenta un 40% y 47% en los hogares con títulos y es un 16% mayor la cantidad de hogares con veredas de concreto. Asimismo, los hogares con título de propiedad tienen una menor cantidad de habitantes, unos 5,11 miembros contra 6,06, al tiempo que se trata de “familias nucleares” (padres e hijos solamente) viviendo bajo el mismo techo.
El estudio indica además que estas mejoras habitacionales y los hogares nucleares más reducidos redundan a su vez “en una mayor inversión en la educación de los hijos, lo que les permite alcanzar niveles educativos más altos que podrán permitirles lograr diferencias financieras a largo plazo” al acceder a empleos mejor remunerados. En las casas con títulos de propiedad se duplica la tasa de chicos que acuden a la educación secundaria, un 53% contra el  26% entre quienes viven en hogares sin la correspondiente titularidad.
Contra la extendida idea de que para elaborar un plan habitacional alcanza con otorgar tierras en la periferia de ciudades, Galiani aseguró que al encarar esta clase de programas los gobiernos deben ser muy cuidadosos “porque la principal razón que tiene la gente para vivir en una villa, además por supuesto del tema del dinero, es estar cerca del mercado de trabajo”, razón por la cual debe encararse la problemática desde una perspectiva integral que tenga en cuenta otros factores, como por ejemplo, los medios de transporte.

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